Por muy forever que nos queramos poner en la cuestión de los libros y pensemos que están hechos con el único objetivo de cultivar el saber de la gente, no dejan de ser una mercancía que se mueve dentro de un mundo globalizado que se rige por la cuestión monetaria establecida por la ganancia.

En el ciclo del libro, explicado con anterioridad, la casa editorial funciona como el dueño de una empresa el cual controla el dinero, debe de establecer el precio de su producto dependiendo de los gastos, el número de ejemplares para así obtener una ganancia al venderlosles. También paga a quienes trabajan para él -en el caso específico de la casa editorial serían a todos los que intervienen en la realización de un libro: autor, traductor, ilustrador, impresor.

El editor es el encargado de los aspectos financieros de un liibro, es quien se juega el pellejo para que un manuscrito se convierta en un libro. Con simple fórmula matemática saca las ganancias: entre más libros se vendan, más ganancias tendrá.
Los costos para el editor se dividen en tres:
  • Preparación editorial: es cuando le paga al autor, al corrector de estilo, al ilustrador y al diseñador.
  • Manufactura: es el paso de unas simples hojas de papel escritas en computadora, máquina de escribir o con una pluma, hasta convertirse en un hermoso libro. Aquí se le paga al impresor y todo lo que implica esto como el papel, la tinta, la encuadernación, y demás.
  • Comercialización y distribución: comprende el proceso que se efectúa desde tener un libro en una bodega de la empresa editorial hasta que una persona lo compre en una librería.


También el costo del libro varía dependiendo de dos factores:
  • Automáticamente variables: dependen del número de ejemplares que se venden. Como al autor, quien recibe un porcentaje por cada copia vendida; al impresor pues a mayor libros, mayor costo; el almacenamiento pues entre más libros, más lugar que se requiere.
  • No variables: no tienen relación con el número de ejemplares que se imprimen. En ésta cuestión interviene la preparación editorial pues se les paga a el traductor, al ilustrador y diseñador por obra, es decir, por trabajo no por el número del tiraje.

Como en todas las empresas lucrativas, las editoriales no son la excepción en cuanto a las promociones se trata. Es necesario otorgar descuentos a librerías y pagar por espacios para la exhibición de los libros. Además, es necesario bajar el costo de los ejemplares pero siempre recuperar la inversión y obtener una ganancia.
La cuestión de números la debe saber el editor, pero de ese rubro se encargan las personas especializadas como los contadores.

Los derechos subsidiarios son aquellos que se pagan por la reimpresión de un libro ya que se debe pagar a la empresa editorial por los permisos así como incluir el texto una parte de él en antologías o suplementos.

Mi abuela tiene una biblioteca en su casa la cual está atiborrada de libros. Desde la historia de los judíos sefaraditas hasta un manual de buenos modales para las futuras casamenteras, pasando por novelas rosas y cuentos clásicos. Estas publicaciones nos cuentan más que las historias que contienen, en las primeras y últimas páginas está impresa esa cadena de trabajo que muchas veces no le prestamos atención.


El año, la editorial, el país y el número de ejemplares son los componentes del ADN de nuestros libros. Con esa información, el lector curioso puede darse una idea de lo que significa la publicación pues no sólo importa la historia que se cuenta a través de las páginas, sino el universo consiso del nacimiento del ejemplar y con esto, toda la información genética que contiene como por ejemplo el autor, el editor, el impresor y el distribuidor, por mencionar algunos.

Así como para mi abuela cada miembro de la familia cumple un papel fundamental en su vida, para que un libro llegue al estante de alguna casa o biblioteca fueron necesarias distintas personas que realicen ciertas funciones. 
En Guía para la publicación de un libro, Datus C. Smith explica el proceso para que lo anterior sea posible.


Todo comienza con el autor quien es la cabeza creativa adeás de ser el punto inicial de toda la cadena. Es quien crea y escribe un texto. En términos comunes, es el padre del libro y por esto debe protegerlo de que lo clonen sin su concentimiento -plagio- o que lo roben, y para proteger al nuevo padre, existen leyes dentro de los países las cuales amparan a los autores.
A diferencia de los padres e hijos de carne y hueso, el autor recibe una recompensa monetaria por su nuevo libro, un porcentaje del costo final de la publicación. A este pago se le llama regalías.


Aquí es cuando hace la entrada triunfal el editor, con tambores y toda la cosa. El autor lleva sus hojas escritas -la manera puede ser al gusto del creador, ya sea en computadora, máquina de escribir o a mano, claro depende de la tecnología que tenga y la preferencia como escritor- que se llama manucrito al editor, y éste último es quien se encarga de lidiar con todas esas cuestiones que el artista no va a hacer; además de echarle una hojeadita para serciorarse que no existan errores ortográficos y ese tipo de cosas.
Es la logística del libro, el editor establece el número de tiraje, la distribución, los costos, los pagos. Osea, continúa con el ciclo.


El editor, con el manuscrito perfecto, se lo lleva al impresor quien lo enchula a partir de las especificaciones del editor
El impresor entrega el libro al editor.

Una vez que nuestro editor estrella ya tiene el libro en sus manos, debe pensar en la distribución, y para esto, es necesario que fije primero el precio que tendrá cada ejemplar de acuerdo con los costos del autor, el impresor, los descuentos a las librerías, los ejemplares de regalo, y esas cuestiones de números.


El editor, ya teniendo en cuenta todos los factores anteriores, reparte los ejemplares a los vendedores quienes se encargan, como buenos comerciantes, de vender el producto obteniéndo también una ganancia.

Así que bueno, supongo que mi abuela cuando compró esos libros que ahora llenan su biblioteca, no se preguntó por cuántas manos ni cuestiones habían pasado, y si con alguno de ellos lo hizo, no creo que se haya imaginado este complejo proceso.



Al continuo cambio de las sociedades, el mundo se transforma sin siquiera detenernos a analizarlo. Esta vez se trata de un aspecto en las comunicaciones. A partir de los grandes avances tecnológicos, en esta ocasion le toca el turno a lo digital haber desplazado a las técnicas analógicas que nos gobernaron por años.

El paso de lo analógico a lo digital fue importante para el hombre pues se creó un nuevo lenguaje, pero éste como el pasado siguen teniendo desventajas en el acceso. El analógico pues se necesita un previo alfabetismo en la sociedad y el digital, aunque ahora hay programas de audiolibros, es muy limitado el acceso pues se necesita, además de una conexión a internet, lo elemental como la electricidad, la cual aún no llega en gran parte de las comunidades en el mundo.

Con la llegada de la internet revolucionadora se cambiaron muchos aspectos de la vida cotidiana. Uno de ellos, de los más relevantes, es el lenguaje. Los que estamos inmersos en la red adoptamos parabras y conceptos que mi abuela no entiende. Palabras como chatear, imelear y hasta subir y bajar música, han entrado a nustras vidas y ahora nos resultan cotidianos.
Además de palabras, se han creado conversaciones a partir de "las joyitas" en la red. En las comidas familiares se nos hace dificil explicarle las maravillas delyoutube, o que encontramos a un primo segundo en Bulgaria gracias al facebook. Mi abuela sigue creyendo que lo mejor para comunicarse con alguien es esperar un mes a que llegue una carta por correo, y que exista toda esta red de personas que te la entregan, ahora con unos trajes especialmente ridículos de colores verde y rosa fosforecentes. Y posiblemente las siguientes generaciones no entenderán cómo mi abuela pudo sobrevivir en un mundo sin e-mail.






El mundo de la internet se vuelve ilimitado, se pueden encontrar desde las recetas de cocina de la abuela de Chuchita, hasta libros enteros los cuales cambian nuestra manera milenaria de leer, pues ahora se encuentran publicaciones gratis las cuales al descargarlas y comenzarlas a revisar tienen ese poder que hacernos llorar, no por el contenido sino por la pantalla luminosa en la cual nos concentramos.

Ahora bien, tocaremos el punto de la hipertextualidad, esas direcciones de internet que casi siempre vienen en azúl y cuando les das un click, automáticamente, y como diría mi abuela "por arte de magia" te llevan a otra página en la cual los creadores de la primera consideran que hay información complementaria. Pero si en ésta segunda se siguen picando los links y navegas a otra y así susecivamente, lo más probable es que cuando esto resulta cansado y pares, te darás cuenta que poco tiene que ver con la primera. Es por esto que los hipertextos se vuelven la manera más infinita en el internet (a menos que llegues a una página que ya no existe) y sería un "cuento de nunca acabar", vovliendo a citar a mi abuela.

Ahora bien "a lo que nos truje Chencha", entremos al punto de los libros, los autores, las empresas editoriales y las librerías. 
  • Antes los libros se conseguían únicamente en las bibliotecas y librerías, y había de dos sopas, o sacabas una credencial y nadabas sobre un montonal de fichasde trabajo las cuales te permitían ubicar la publicación deseada entre pilas y pilas de libros, o ibas a una librería y comprabas algo. Ahora la ventaja es que existen sitios web donde descargas publicaciones y son gratuitos.
  • En el aspecto de los autores también ha llegado la revolución digital, en el mundo analógico tenían que escribir el manuscrito en esas ahora obsoletas máquinas de escribir, y resultaba un verdadero problema que el perro se comiera las hojas o que a la pila de escritos le lloviera café. 
  • En el aspecto de la entrega, y aquí entra también el cambio en la empresa editorial, ya no es necesario que un autor que reside en Saltillo, Coah. tome un camión de diez horas a la Ciudad de México para entregar su manuscrito, o peor aún, que viva "con el Jesús en la boca" mandándo su tesoro por correo con los nervios de punta por que se extravíe en el camino. Ahora las entregas se pueden hacer vía mail.
  • La penúltima parada de nuestros preciados libros, porque la última es el estante en las casas, se ubica en las librerías. Sabiendo que existen muy pocas -por lo menos en México- a comparación de centros comerciales y cantinas, con la maravilla de la internet, ya no es necesario trasladarte a una y hacer filas o andar correteando empleados para que te digan si lo tienen en existencia o no; hoy en día con las nuevas facilidades, es posible entrar a la página y consultarlo desde ahí, sólo moviendo dedos y en la comodidad del hogar.

Una vez vi un anuncio de la Librería Gandhi que decía: Si no lees no pasa nada, si lees pasa mucho. Me pareció muy acertada la frase porque, aunque parezca trillada, cada libro es un mundo en el cual los lectores están invitados a habitarlo.

Cuando leí Diablo Guardián del escritor Xavier Velasco, estuve un par de semanas siendo como Violetta, el personaje principal, hablaba, pensaba y actuaba, aunque no al pie de la letra pues nunca les robé a mis padres miles de dólares para irme a Nueva York, como ella.

En Elogio (innecesario) de los libros, Carlos Monsiváis realiza una crítica a la sociedad latinoamericana que no está habituada a la lectura. En el texto expone los distintos puntos por lo que la gente, mexicana en particular, no lee.

Creo que existen distintos aspectos por los cuales lo latinoamericanos, y en especial los mexicanos, no tienen el hábito ni el gusto por leer. Vivimos en un país tercermundista donde más de la mitad de la población vive en la pobreza, según cifras oficiales, entonces, ¿cómo pretendemos fomentar que lean si tienen que preocuparse por comer ese día?

Si a la pobreza le sumamos el alto índice de analfabetismo en el país, el hecho de leer se vuelve un lujo para unos cuantos capaces de descifrar ese código por lo que además de ser un lujo, se vuelve elitista.

Si bien es cierto, desde niños en la escuela primaria deben inculcarnos el gusto por la lectura, Monsiváis recalca que esto no puede ser posible pues nuestros primeros mentores no lo tienen, entonces no pueden enseñar algo que no saben.

Sabemos, por las estadísticas, que el mexicano no lee, pero el problema también radica en qué se lee. Monsiváis expone que los bestsellers y los libros de autoayuda son  muy populares en México, entonces la problemática de la lectura también radica en la calidad y no sólo en la cantidad.

Si bien los precios de los libros son exagerados, si comparamos a México como países como Cuba donde los libros están subsidiados por lo que su costo es menos a cincuenta centavos de dólar estadounidense, los gobernantes mexicanos no le dan importancia a la lectura, tal es el caso del gobernador de Aguascalientes  Felipe González quien le dijo en el 2003 a un grupo de niños: Si no estudian van a acabar de gobernantes.

Estamos tan inmerso en un mundo donde la lectura se cataloga como un lujo o un aburrimiento que no exigimos a quienes nos gobiernan ese hábito, por eso nos parece simpático y un tanto cotidiano que cuando Vicente Fox era presidente, confundiera el nombre del escritor argentino Jorge Luis Borges en el Congreso Internacional de la Lengua Española en el 2001, o que su esposa siendo Primera Dama, citara a la escritora Rabinagrand Zagora refiriéndose al dramaturgo indio, premio Nobel, Rabindrarath Tagore.



Giovanni Sartori realiza una crítica en su libro Homo Videns a la sociedad que se está transformando debido a los cambios tecnológicos suscitados desde mediados del siglo XX. Aunque habla de la aparición del internet y sus consecuencias en los individuos, pone énfasis en la llegada de la televisión.

Explica la relación entre el hombre y las telecomunicaciones, en general en los medios audiovisuales y en particular en la televisión y la influencia que ejercen en la sociedad. Las nuevas tecnologías de comunicación tienen como misma característica la imagen, o como explica Sartori, el tele-ver.
La tesis central del ensayo de Sartori es a partir del cambio del homo sapiens al homo videns, y esta transformación se da a partir de la entrada de la televisión como la cuarta educación de los individuos, siendo la primera los padre, la segunda la escuela y la tercera los grupos de referencia.

El homo sapiens es un animal simbólico según la definición de Cassirer quien propone a éste ser como el individuo que a partir del lenguaje expresa sentimientos, emociones y puede situarlas dentro de un contexto social formando un tejido simbólico a partir de los mitos, la religión, la lengua y el arte.

El homo sapiens, explica Sartori, tiene como capacidad principal la abstracción con la cual estamos en contacto directo por la utilización del lenguaje por ser las palabras abstractas la mayor parte del vocabulario cognoscitivo.

Así como el homo sapiens estaba inmerso en un lenguaje abstracto, con la aparición de la televisión y con esto una nueva forma de situarse en el mundo, el individuo deja de ser ese hombre apto para abstraer el contexto en el que se ve situado, para convertirse en un homo videns.

El homo videns es alguien incapaz de utilizar la abstracción pues ha sido formado a partir de la imagen. El lenguaje se ve modificado al ser ahora perceptivo el cual se torna, explica Sartori, pobre al carecer de significado, es decir, de connotación. También, el homo videns pierde el sentido crítico al no confrontar lo que ve con lo que sucede en la realidad.

Al no tener la capacidad de abstracción y de distinción entre lo verdadero y lo virtual que muestra la televisión, el homo videns pierde la capacidad de comprender los problemas reales y resolverlos de manera racional.

El cambio de homo sapiens a homo videns se da a partir de la entrada de la televisión y con ella un nuevo cambio en la comunicación, pues se desplaza la palabra para dar lugar a la imagen la cual llega a más individuos por el simple hecho de sólo necesitar ser vista, es decir, todos la pueden ver excepto los ciegos; a diferencia de la palabra la cual requiere una alfabetización además de un conocimiento previo del lenguaje.

Giovanni Sartori explica que el homo videns empieza por ser un video-niño al cual lo ponen los padres a mirar televisión como un medio de entretenimiento y de distracción. Este nuevo niño, al tener tres años o menos, absorbe toda la información como una esponja por no tener el criterio necesario para desechar lo que sirve y lo que no.

El niño formado por la imagen absorbe indiscriminadamente las imágenes de la televisión aceptando los modelos violentos como acciones naturales y más aún como una forma de vida, siendo ésta un modelo para su futuro.

Con el paso del tiempo, el video-niño se convierte en una persona que no está habituada a la lectura por lo que sólo aprenderá con los contenidos televisivos y la forma de entretenimiento serán los videojuegos volviéndolo un ser dependiente a las imágenes.

Sartori propone un cambio drástico a partir de la llegada de la televisión alas familias. Expone las consecuencias que, después de más de medio siglo, estamos conviviendo a diario.
Hasta ahora esto es lo más parecido que tengo a un hijo, y desde que supe que debía crear un blog mi principal angustia fue el nombre.Antes criticaba a países como Argentina, donde existe una ley que dice que cuando alguien va al registro civil a ponerle nombre al hijo, la señorita saca una lista de apelativos entre los que deben elegir cómo se llamará su descendiente. Siempre pensé que era algo cruel, hasta que me di cuenta que es aún más cruel el hecho de que un niño se llame Laredo Texas, o una niña Abecedaria o peor aún, Menstruación.

Para ponerle el nombre, lo primero que hice fue una lluvia de ideas con palabras que me gustan; entendí que un nombre nunca será perfecto, porque a pesar de que pachuli hace que se esboce una sonrisa en mi rostro, o macadamia me haga sentir bien, nada combinado con eso sonaba correcto. Así que fueron descartados La Virgen de la Macadamia y El Santo pachuli.

Después de la lluvia de ideas, pensé en cosas que me gustan y decidí que las carteras de mi abuela me parecen algo fascinante. Y es que además de ser una máquina del tiempo capaz de transportarme a la década de los cuarenta o cincuenta, su tamaño es el ideal para guardar todos los tesoros, desde las fotos de sus nietos y bisnietos, la menta que le dieron en el último restorán al que fue, cartitas y ojitos contra las malas vibras, hasta la colección de tarjetas de presentación de los sobrinos.

Así pues, pretendo que el nombre de éste blog los remita a una especie de miscelánea en la que quepan todas esas curiosidades que mi abuela suele guardar en su cartera donde, por cierto, hace poco encontré una listita con los posibles nombres para su próximo bisnieto.