En el mundo de los alfabetos todos tenemos algo que escribir, y el siguiente paso es que en el escritorio de nuestro editor estrella haya una pila interminable de manuscritos. Por lo anterior, es necesario que exista un filtro para lo que no es publicable.
Para que nuestro editor estrella pueda determinar cuáles manuscritos son posibles candidatos para ser publicados, es indispensable que tenga un bagaje respecto al tema pues así, no le dará el sí a un texto que es un refrito.

Ya cuando hizo el primer filtro de los manuscritos, el editor se lo entrega a un consultor quien es un especialista del tema o quien hacer observaciones las cuales convierten una obra buena a sobresaliente.
Como dice un dicho gringo, time is money, la editorial necesita manuscritos para convertirlos en libros. Pero el editor estrella, con sus múltiples ocupaciones como lo vimos en textos pasados, no puede estar buscando textos para publicar, es por esto que existen los agentes literarios.
El agente literario es quien propone manuscritos a las editoriales, al igual que el editor, estos representantes de los autores tienen suficiente colmillo para saber qué texto va a vender y cual no, y así estos últimos son rechazados. Son, en la gran mayoría de los casos, el enlace entre el autor y la editorial, aunque trabajen para el creador de la obra y para el editor.
Como dice un dicho gringo, time is money, la editorial necesita manuscritos para convertirlos en libros. Pero el editor estrella, con sus múltiples ocupaciones como lo vimos en textos pasados, no puede estar buscando textos para publicar, es por esto que existen los agentes literarios.
El agente literario es quien propone manuscritos a las editoriales, al igual que el editor, estos representantes de los autores tienen suficiente colmillo para saber qué texto va a vender y cual no, y así estos últimos son rechazados. Son, en la gran mayoría de los casos, el enlace entre el autor y la editorial, aunque trabajen para el creador de la obra y para el editor.
En algunas ocasiones, se les pide textos a autores. Éstas situaciones se llevan a cabo con personajes ya conocidos. En México, el caso claro de esto es Carlos Monsiváis, quién tiene escritos en muchas publicaciones; es quien suele hacer los prólogos de los libros y colaborar en un gran número de ediciones periódicas.

9:47 p. m. |
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CL-6
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